El cuerpo escrito
O de cómo sacar lo peor del cuerpo propio. Entrega 29 de A Quien Corresponda. Hoy escribe: Fidel.
Querida Ana,
Me trajiste a la memoria todos los cuentos de Quiroga que leí en el colegio, ¡qué impresionante la gallina degollada! Quizás me piso un poco con tu tema, pero este fin de semana vi Infinity Pool y X, dos películas que no son exactamente de terror pero sí intensas. Pensé en esta consigna:
Escribir un texto alrededor del body horror (horror corporal)
Primero, ¿qué corno es body horror? Como es un término en inglés paso a explicarlo. Se trata de un subgénero del terror donde hay una relación grotesca o desagradable con el cuerpo humano.
Segundo, Fran… ya se hizo demasiado ese chiste. Segundo, no soy un conocedor del género en sí, pero digamos que tengo cierto talento, digámosle innato; el tipo de “talento innato” que causan los eventos traumáticos. ¿Pero cómo se ve esto en un texto? Bueno, las mismas descripciones detalladas de procesos biológicos pueden ser suficiente para muchas personas, a veces parecemos querer olvidarnos que estamos hechos de carne, hueso y sangre.
Infinity Pool, producto de Brandon Cronenberg, aspirante a heredero de David Cronenberg, fue para mí una experiencia de body horror estetizada. Un plano detalle de la carótida de un personaje, máscaras generadoras de tripofobia y cuerpos rehechos como plastilina son los escalones ascendentes que vemos durante la peli.
Tercero. ¿Qué pasa entre los distintos medios? Entre el body horror visual, como las criaturas horrendas del Cronenberg original, y las descripciones literarias del horror corporal. Me han dicho que las películas son peores, que poder ver la sangre, las vísceras, la deformidad, hacen a la experiencia más impresionante. Estuve originalmente en ese bando, hoy difiero.
El ejemplo que se me ocurre hoy es con X, el slasher de Ti West con Mia Goth. ¿Qué pasa en la película? Bueno, no quiero spoilear, pero nos encontramos con un nivel de matanza donde la violencia convierte el gore en algo cómico.
¿Por qué la menciono entonces? Porque a pesar del tinte paródico que tiene el film, creo que el conflicto principal nace del rechazo al cuerpo. Al comienzo explicitado por el rechazo ajeno, luego por la envidia a la estética del otro y finalmente el punto más oscuro: el nivel dónde nos vemos como indeseables, incómodos en nuestra piel, donde el deseo y la violencia se mezclan.
En este caso, creo que el trabajo sucede más que nada dentro de nuestras mentes. La literatura, ese ejercicio de telepatía con quien escribe, permite que formemos las imágenes que quien escribe desea en nuestra mente. Sin embargo, hay un truco. No copiamos a la perfección, como es el caso de la imagen, sino que creamos y deformamos la intención del autor.
¿Puedo describir una carótida latiendo lenta, la sangre fluyendo por debajo de los poros, cubierta por la carne transpirada y una navaja de afeitar pasando entre pelos encarnados? Sí, puedo. ¿Formará toda persona que lo lea la misma imagen? No lo creo.
Este es el poder de la imaginación. En el caso del body horror, la creatividad de nuestro cerebro está al servicio de la pesadilla.
Eso es todo por hoy,
Estoy sensible en mi propio cuerpo, no puedo pensar en mandarte un abrazo hoy,
Saludos,
Fidel
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